🏁 La Asombrosa Trayectoria de Dorothy Levitt: Campeona de Carreras, Creadora del Espejo Retrovisor, Autora y Defensora de la Mujer
- osadia tv
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A comienzos del siglo XX, en un tiempo en que escasas mujeres se arriesgaban a tomar el control de un vehículo, ella se erigió en la primera súbdita británica en tomar parte en una contienda automovilística. Contaba con apenas dos décadas de vida y, a lo largo de los ocho años posteriores, cosechó triunfos en competiciones, superó marcas, se aventuró en la motonáutica, se desempeñó como periodista y publicó una obra en defensa de la “prerrogativa femenina de conducir”.

“Espléndido. Resulta arduo plasmar las sensaciones. Experimentas una impresión de volar a través del espacio. Nunca considero el riesgo. Eso no es para mí, aunque admito que es ubicuo. Sin embargo, soy una apostadora audaz y siempre estoy dispuesta a asumir peligros. A esa velocidad, lo más complicado es maniobrar el automóvil. La mitad del tiempo los neumáticos no rozan el suelo y se debe estar listo para mitigar el impacto del aterrizaje, de otra manera, te sales del coche. Es más difícil permanecer sentada en un auto que en un caballo galopando y saltando setos. Cuando registré los récords, iba sin acompañantes en el vehículo, y así lo prefiero”, escribía la dama inglesa Dorothy Levitt en noviembre de 1906 en una conversación publicada en The Penny Illustrated Paper and Illustrated Times, cuando ya era reconocida como una figura récord pero aún libraba una batalla contra los prejuicios sociales.
Por aquel entonces era una moza de 24 años a la que el reportero que la entrevistó definió como “fina por constitución, insegura y reservada, casi pudorosa”, pero poseía un vigor que la había impulsado a ocupar múltiples espacios que se creían exclusivos para los varones.
La prensa la apodaba “la mujer más veloz del mundo” y “la soberana sobre ruedas”. Campeona de carreras de autos, detentora de diversas marcas de celeridad, piloto de lanchas, consumada jinete, articulista, autora y promotora de la liberación de la mujer, había alcanzado el pico de su carrera deportiva y habría conseguido mucho más si, tan solo cuatro años más tarde, no hubiera decidido – por razones que persisten en el misterio – retirarse de las competiciones y también de la vista pública.
Antes de su retiro hasta su deceso, también legó un compendio de consejos para las mujeres que se animasen a pilotar un automóvil, “The Woman and the Car” (La mujer y el automóvil), donde sugería cuestiones como: “no temas a tu vehículo” o “viste ropa cómoda, no uses encajes ni accesorios”. También proponía utilizar “la guantera como depósito” para transportar “guantes pulcros, pañuelo adicional, sujetadores de pelo, alfileres, un espejo de bolsillo y chocolate”.
Contemplados desde el siglo XXI, esos consejos pueden parecer de una ingenuidad mayúscula, pero en esa época los trayectos en automóvil eran prolongados, incómodos e incluso riesgosos, particularmente para mujeres que, como ella, resolvieran viajar sin compañía. Por ello les aconsejaba también portar consigo “un pequeño revólver”.
🔩 Entusiasmo por la Mecánica

Aunque posteriormente modificó su denominación, Dorothoy Levitt llevaba en su certificado de nacimiento el apellido Levi, de su padre Jacob, un judío sefardí dedicado al comercio de infusiones y que también era agente de la firma Colvestone Crescent. Nacida en Londres el 5 de enero de 1882, desde la adolescencia descolló como amazona y obtuvo victorias en varios certámenes ecuestres en Inglaterra, pero la transformación crucial de su vida sobrevino cuando ingresó a laborar como secretaria de Selwyn F. Edge, propietario de Napier Cars, una compañía enfocada en la venta y reparación de coches.
En la sede y el taller londinense de Edge, Dorothy descubrió que conducir un auto le resultaba más placentero que montar un caballo, y no solo adquirió la destreza para manejarlos sino también los misterios de su ingeniería. Eran tiempos donde casi no había damas que supieran pilotar y el empresario percibió que Dorothy y sus capacidades podrían fungir como punta de lanza para la táctica publicitaria de Napier Cars.
Optó por invertir en ella y en 1902 le propuso viajar a París para recibir un adiestramiento de medio año con un fabricante galo de vehículos. Cuando volvió a Londres, Edge ya le había dispuesto un empleo que la haría célebre a ella y también a su empresa: impartir instrucción de manejo de autos a la reina consorte Alejandra, cónyuge de Eduardo VII, a sus tres vástagas y a varios integrantes de la aristocracia británica. Esto le valió la dedicación de extensos reportajes por parte de la prensa y, al mismo tiempo, le allanó el camino hacia el propósito definitivo: convertirse en competidora de carreras automovilísticas.
“Selwyn Edge, director de la Compañía de Automóviles Napier y destacado piloto de carreras, advirtió la presencia de la señorita Dorothy Levitt entre los integrantes de su equipo; era una asistente bella con extremidades alargadas y ojos como lagunas. En una determinación audaz para promocionar sus vehículos... Edge decidió que ella debería participar en una carrera, si bien primero tendría que enseñarle a guiar”, detalla Jean François Bouzanquet en su libro “Fast Ladies” (Mujeres Rápidas).
🥇 La Dama Más Veloz
Fue menester doblegar las objeciones del ámbito automovilístico inglés para que pudiera iniciar su participación en una carrera en abril de 1903. No era la primera mujer en el mundo que concurría a esta clase de contiendas, dado que dos años antes la francesa Camille du Gast había realizado la carrera de París a Berlín, pero sí fue la iniciadora entre las inglesas. Con el respaldo de Edge, Dorothy no solo fue admitida, sino que se adjudicó el triunfo al pilotar un De Dion-Bouton.
En julio de ese mismo año se integró a otra disciplina, la motonáutica, y ganó la prueba inaugural del Trofeo Británico Internacional Harmsworth para embarcaciones de motor en Cork Harbour, Irlanda. Allí impuso el récord mundial inicial de rapidez sobre el agua al alcanzar los 31,1 kilómetros por hora en una lancha de la marca Napier, con casco de acero, 12,2 metros de eslora, motor de 75 CV y una hélice de 3 palas.
Un año después, otra vez al volante de un auto, fue la única fémina en participar en las Mil Millas de Hereford. No obtuvo el primer lugar, pero generó gran impacto. “Levitt posó frente a los miembros de la prensa, quienes estaban cautivados con su atuendo de carreras insólito y elegante, que incluía sostener en sus brazos a un perro pomerania que ladraba con ferocidad a los demás participantes y quienes consiguieron su propio apoyo canino al amarrar espantosos perros de juguete al capó de sus coches durante las carreras”, relata Bouzanquet.
Dorothy no cesó y en 1905 y 1906 logró sus hazañas más significativas. A principios de 1905 estableció una marca de distancia al convertirse en la mujer que cubrió el trayecto más extenso al mando de un vehículo, entre Londres y Liverpool, ida y vuelta. Lo ejecutó a bordo de otro De Dion-Bouton – los vehículos que comercializaba Edge – y tardó dos jornadas. Ese mismo año volvió a ganar otra competición ininterrumpida en Escocia.
En julio implantó otro récord de celeridad en la localidad de Brighton, esta vez conduciendo un Napier de 80 caballos de potencia – también producido por Edge -, al alcanzar los 127,6 kilómetros por hora. En esa carrera se llevó su categoría, todos los segmentos del recorrido y el trofeo Autocar Challenge.
Al año siguiente superó su marca personal de rapidez, al lograr en Blackpool los 146,26 kilómetros por hora al pilotar un Napier de 100 caballos de fuerza. Con ese registro también quebrantó el récord mundial femenino. Los medios de comunicación británicos comenzaron a llamarla entonces “la chica más rápida del planeta”.
✍️ Autora, Cronista, Defensora de la Mujer
Entre 1907 y 1909 compitió en las dos modalidades y además obtuvo su licencia de aviadora. Fue una de las tres primeras féminas en adquirirla, junto con Marie Marvingt y la baronesa Raymonde de Laroche. En motonáutica seguía siendo la única contendiente, pero ya tenía imitadoras en las pruebas automovilísticas, un campo nuevo que abrió para muchas otras mujeres.
Al mismo tiempo, empezó a escribir artículos en The Graphic, donde a la par que revelaba secretos de manejo exhortaba a las mujeres a adentrarse en el deporte y en la mecánica automotriz. “Con frecuencia se me pregunta: ‘¿De verdad comprende toda la compleja maquinaria de un motor y podría repararlo si se dañara?’, pero un aparato es sencillo de manejar”, expresaba en una de sus columnas.
Utilizando como base esos textos periodísticos, en 1909 lanzó el libro “La mujer y el automóvil: un manual accesible para todas las mujeres que compiten en automovilismo o desean hacerlo”, donde además de dar consejos para las mujeres que se atrevieran a sentarse tras un volante defendía lo que denominó “el derecho femenino a pilotar”.
En el volumen describe las distintas marcas de coches de la época, recomendando el modelo De Dion de un solo cilindro, al que calificaba como “idóneo para la mujer”. Detallaba cómo arrancar el vehículo, qué vestimenta cómoda usar, cuándo cambiar de marcha, y también ofrecía consejos sobre modales al conducir y la necesidad de respetar a los peatones.
Entre las sugerencias que proporcionaba en el manual hubo una que marcó un hito: la implementación del espejo retrovisor. En aquel entonces, los autos carecían de este y los conductores debían voltear la cabeza para ver si alguien venía por detrás y buscaba adelantar. Para “idearlo” se valió de un utensilio de uso habitual para las mujeres, el espejo del estuche de maquillaje. Levitt propuso tenerlo siempre a mano en el auto para “levantarlo ocasionalmente y observar lo que está detrás”.
La propuesta fue recibida al principio con hilaridad e incluso mofa, pero no pasó mucho tiempo hasta que los fabricantes de automóviles incluyeran el dispositivo en el diseño de los modelos más recientes. Hoy, el primer automóvil que incorporó un espejo retrovisor se conserva en el Salón de la Fama del Museo de las 500 millas de Indianápolis.
🔚 Del Frenesí al Anonimato
Más allá de sus logros deportivos y de sus publicaciones, es muy poco lo que se sabe de la vida personal de Dorothy Levitt. Los artículos de prensa de la época la describen como una mujer independiente, privilegiada, con formación universitaria que residía con amistades en la zona oriental de Londres y era atendida por uno o dos criados.
Nunca contrajo matrimonio y tampoco se le conocieron vínculos amorosos. Sus últimos años están envueltos en la incertidumbre. En 1910, poco después de lanzar su manual, se apartó de las competiciones y también dejó de aparecer en público. Se ignoran los motivos que la impulsaron a tomar esa decisión.
Falleció a una edad temprana, a los 40 años, el 17 de mayo de 1922. Desde hacía algunos años residía en la casa de su hermana menor, Elsie, en el número 50 de la calle Upper Baker, en Marylebone, Londres. Ya no tenía necesidad de rehusarse – como había hecho de forma constante desde 1909 – a conceder entrevistas. Desde hacía tiempo que “la chica más rápida del mundo” había sido olvidada.

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